Manifiesto del Centro de Estudios Rurales y de Agricultura Internacional ante la actual crisis alimentaria

fuente: www.cerai.es

septiembre de 2008

“... Defender la SOB
ERANÍA ALIMENTARIA, no trasladar los esquemas industriales a las producciones de alimentos y ejercer un control democrático sobre el poder de los monopolios, son hoy medidas mínimamente racionales de cualquier gobierno avanzado...”

extracto del presente Manifiesto

Desde el año 2007, se ha desatado a escala planetaria lo que ya se conoce como crisis alimentaria. Una crisis que algunos achacan al incremento de la población mundial. Otros a los niveles de desarrollo y el cambio de modelo alimentario de países emergentes. Y por último hay quienes creen que la causa está en la utilización de materias primas agrarias para la generación de agrocombustibles.

Pero son pocos los que niegan que tras esta crisis se esconda una impresionante concentración del poder alimentario en manos de unas pocas y grandes empresas multinacionales que han convertido los alimentos, no en un derecho básico de la persona, sino en simples mercaderías. Esa concentración se ha agravado a través del control de las materias primas en la producción, el comercio y más recientemente a través del control de las semillas y de la biotecnología.

El panorama actual ha desatado un ascenso galopante de los precios agrícolas lo que ha agravado la crisis campesina incrementando la desertificación, el despoblamiento rural y la desestructuración campesina. Ello ha elevado los precios de las tierras, impidiendo el acceso de los jóvenes a la agricultura. Por ejemplo el incremento medio de precios de la tierra en España durante 2007 ha sido del 6,4 por ciento en términos corrientes, alcanzándose un valor medio de 11.070 euros por hectárea, manteniéndose la tendencia alcista de los años anteriores. La concentración de la propiedad y la estandarización de cultivos han aportado además un nuevo problema añadido como es la pérdida de biodiversidad y la generación de nuevos desequilibrios en los ecosistemas.

Esta situación se enmarca dentro de una crisis más generalizada, que se identifica como una crisis de gobernanza y de liderazgo de los Estados Unidos, sometido a las presiones de los lobbies monopolísticos, que sujetan el flujo de alimentos a los vaivenes de las políticas internacionales y sus ajustes monetarios.

Los habitantes rurales y los pequeños campesinos se sienten excluidos de un proceso de globalización que se caracteriza por un poder cada vez más concentrado, tanto en el ámbito minorista (las ventas de las 10 principales empresas minoristas aumentaron un 40% entre 2004 y 2006), como en el de suministro de insumos (las tres compañías agroquímicas principales, Bayer, CropScience Syngenta y Basf controlan más del 50% del mercado global).

La actual crisis energética, protagonista internacional en los últimos tiempos de los medios de comunicación, ha legitimado el uso de los agrocombustibles. Este hecho ha permitido emplear alimentos como materia prima para la producción de combustible. Las decisiones de las grandes empresas de la alimentación se han fusionado con los intereses de las empresas financieras de la energía.

Amplias zonas del mundo son orientadas hacia nuevas producciones agroenergéticas como “nueva fuente de negocio”, originando fuertes desequilibrios en las zonas rurales, enterrando culturas con mucha celeridad y convirtiendo dichas áreas en agroexportadoras. Esto redunda en una creciente pérdida de la agricultura campesina y de las poblaciones locales. Además agrava el problema de las emisiones de gas invernadero, acelera el cambio climático y reduce drásticamente la biodiversidad.

Nos unimos pues al conjunto de declaraciones y acciones de numerosas organizaciones que critican las acciones neoliberales de unos gobiernos que además intentan afirmar que nada pueden hacer ante las llamadas “fuerzas ciegas” del mercado.

Aprobamos cuantas medidas se emprendan para el desarrollo de una agricultura sostenible a escala local, en el marco de un modelo social y justo con los productores, con un uso eficiente y de apoyo a la biodiversidad.

Defender la SOBERANÍA ALIMENTARIA, no trasladar los esquemas industriales a las producciones de alimentos y ejercer un control democrático sobre el poder de los monopolios, son hoy medidas mínimamente racionales de cualquier gobierno avanzado.

Por todo lo anterior, es necesaria la movilización de la sociedad para exigir a los gobiernos la toma de acciones inmediatas para afrontar a la crisis alimentaria y defender un nuevo modelo basado en el fortalecimiento de la agricultura campesina y la valorización de los recursos locales.


PARA ELLO, LLAMAMOS A LOS GOBIERNOS A:

- poner freno a los movimientos especulativos de alimentos a través de un papel más activo en la estabilización de precios, la regulación y la gestión de los mercados.
- promover la puesta en práctica de redes de seguridad y sistemas públicos de distribución de alimentos para las poblaciones más vulnerables
- Favorecer la producción de alimentos para el consumo local limitando el uso y la expansión de tierras destinadas a cultivos energéticos u otros cultivos de renta.
- fortalecer la organización de los agricultores para valorizar sus productos, diversificar sus fuentes de ingreso y hacer frente a la dramática concentración de la industria y la distribución.
- poner coto a la desigualdad de distribución de los beneficios en las cadenas de valor que perjudican a la agricultura campesina en favor de las grandes empresas.
- excluir a los alimentos de las reglas de liberalización del comercio promovidas en el seno de la OMC.
- trabajar por un sistema de gobernanza internacional con objetivos centrados en el desarrollo, con énfasis en la soberanía alimentaria y una adecuada representación de las agriculturas campesinas y de las zonas rurales más empobrecidas.
- regular la pesca marina, en beneficio de una gestión sostenible de los recursos.
- apoyar a los jóvenes para su plena incorporación en la agricultura, ganadería y pesca y el hábitat en el medio rural.
- defender al medio rural como un patrimonio de toda la sociedad, pero apoyando a la población rural, desde un enfoque participativo.
- fomentar la agroecología y la cooperación internacional.
- incrementar la inversión pública en formación y transferencia de tecnología al servicio de los intereses de los habitantes rurales y los pequeños campesinos.
- favorecer los programas de lucha contra el hambre y sensibilizar a la sociedad acerca de su necesidad.
Junta Directiva CENTRO DE ESTUDIOS RURALES Y DE AGRICULTURA INTERNACIONAL Septiembre de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario