porque van a hacer un guiso de pollitos en arroz
Canción tradicional de Veracruz. México
Canción tradicional de Veracruz. México
Utilizaremos el nombre de gripe porcina cuando se quiera trasmitir un sentimiento de soberbia, de superioridad de especie y de amos del mundo. Capaces de lo mejor y de lo peor. De encontrar soluciones a las patologías más raras a la vez de facilitar (como con el apilotamiento de los animales) el surgimiento de nuevas enfermedades.
Utilizaremos el nombre de gripe mexicana cuando se quiera enfatizar que tenemos dos mundos. Los privilegiados encerrados en su asepsia preoperatoria y los pobres que en su inmundicia van esputando microbios por el mundo. Dirán -en términos médicos- faltan barreras sanitarias, y se elevarán los muros.
Utilizaremos el nombre de gripe nueva o gripe A cuando no queramos decir nada, cuando queramos conservar el modelo informativo de la desinformación, un modelo pandémico que se ha instalado en nuestros hogares.
Utilizaremos el nombre de influenza H1N1 cuando queramos dárnoslas de entendidos, alargando -desde ese elitismo ganado con la descuarterización de las ciencias- la distancia entre el informador y el informado. Entre el sabedor y el nadalosabe.
Para acabar sugiero incorporar a este pequeño vademécum el nombre de gripe capitalista. Para cuando queramos advertir de su origen: un modelo de producción industrializado e intensivo que, desde la dominación de la naturaleza y sus otros habitantes terrícolas, se ofusca en alimentar al consumismo imperante con carne barata y otros manjares. Para cuando queramos advertir que todo este modelo productivo funciona, si funciona, desde el oligopolio que controla toda la cadena alimentaria. Las transnacionales controlan la genética animal, controlan la alimentación (los piensos) que les engordará, controlan el botiquín de las granjas que mantienen a los pollos y gallinas dopados para sobrevivir (aunque sean escasos meses) al stress que se les impone, y controlan la transformación y distribución del producto final. Para cuando queramos denunciar que hasta las enfermedades saben de clases sociales, y que posiblemente se trata de una gripe severa para los pobres sin acceso a los medicamentos, para los mayores desprotegidos, para los niños y niñas malnutridos y de un catarro común para las gentes con posibles. Para cuando queremos evidenciar el lucro de las empresas farmacéuticas y el capital que ahora, veloz cual centella, ya está depositado en dichas empresas especulando con la salud del planeta. Para cuando queremos revelar que es una gripe antisocial, que nos quiere echar de los espacios culturales, artísticos, y también de las escuelas. Que prima el individualismo por encima de lo colectivo. -Usen sus coches particulares y enciérrense en sus casas. Que prescinde del amor, del cariño, del tacto, de los besos, por cierto, el mejor antídoto aún por patentar.
Me dice Guadalupe desde DF México, que las calles están vacías, el claxon impaciente de los coches no molesta y a los niños y niñas no se les oye jugar. Y en ese nuevo silencio se descubre la sabiduría del gallo, de los pájaros y de los perros, que les da por seguir cantando, ladrando y viviendo.
Utilizaremos el nombre de gripe mexicana cuando se quiera enfatizar que tenemos dos mundos. Los privilegiados encerrados en su asepsia preoperatoria y los pobres que en su inmundicia van esputando microbios por el mundo. Dirán -en términos médicos- faltan barreras sanitarias, y se elevarán los muros.
Utilizaremos el nombre de gripe nueva o gripe A cuando no queramos decir nada, cuando queramos conservar el modelo informativo de la desinformación, un modelo pandémico que se ha instalado en nuestros hogares.
Utilizaremos el nombre de influenza H1N1 cuando queramos dárnoslas de entendidos, alargando -desde ese elitismo ganado con la descuarterización de las ciencias- la distancia entre el informador y el informado. Entre el sabedor y el nadalosabe.
Para acabar sugiero incorporar a este pequeño vademécum el nombre de gripe capitalista. Para cuando queramos advertir de su origen: un modelo de producción industrializado e intensivo que, desde la dominación de la naturaleza y sus otros habitantes terrícolas, se ofusca en alimentar al consumismo imperante con carne barata y otros manjares. Para cuando queramos advertir que todo este modelo productivo funciona, si funciona, desde el oligopolio que controla toda la cadena alimentaria. Las transnacionales controlan la genética animal, controlan la alimentación (los piensos) que les engordará, controlan el botiquín de las granjas que mantienen a los pollos y gallinas dopados para sobrevivir (aunque sean escasos meses) al stress que se les impone, y controlan la transformación y distribución del producto final. Para cuando queramos denunciar que hasta las enfermedades saben de clases sociales, y que posiblemente se trata de una gripe severa para los pobres sin acceso a los medicamentos, para los mayores desprotegidos, para los niños y niñas malnutridos y de un catarro común para las gentes con posibles. Para cuando queremos evidenciar el lucro de las empresas farmacéuticas y el capital que ahora, veloz cual centella, ya está depositado en dichas empresas especulando con la salud del planeta. Para cuando queremos revelar que es una gripe antisocial, que nos quiere echar de los espacios culturales, artísticos, y también de las escuelas. Que prima el individualismo por encima de lo colectivo. -Usen sus coches particulares y enciérrense en sus casas. Que prescinde del amor, del cariño, del tacto, de los besos, por cierto, el mejor antídoto aún por patentar.
Me dice Guadalupe desde DF México, que las calles están vacías, el claxon impaciente de los coches no molesta y a los niños y niñas no se les oye jugar. Y en ese nuevo silencio se descubre la sabiduría del gallo, de los pájaros y de los perros, que les da por seguir cantando, ladrando y viviendo.
Gustavo Duch Guillot
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